La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Se caracteriza por un aumento crónico de la presión con la que circula la sangre dentro de las arterias, alcanzando valores iguales o superiores a 140 mm de Hg de presión sistólica y 90 mm de Hg de presión diastólica. Aunque no presenta síntomas evidentes, puede tener graves consecuencias para nuestra salud si no se trata adecuadamente.
Causas y factores de riesgo
La hipertensión arterial puede ser secundaria a diversos problemas de salud, como enfermedades renales o endocrinas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la causa es desconocida y la enfermedad se desarrolla a medida que envejecemos. Además, existen factores de riesgo que aumentan las probabilidades de padecer hipertensión, como la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo y el aumento de colesterol o triglicéridos. Cuando se presentan todos estos factores a la vez, se denomina síndrome metabólico y el riesgo de hipertensión se incrementa considerablemente.
Importancia de la detección temprana
La hipertensión arterial no presenta síntomas evidentes en la mayoría de los casos. En algunas ocasiones, puede debutar con cefaleas o dolores de cabeza, sobre todo en la zona occipital. Por esta razón, es importante tomarse la presión arterial regularmente, especialmente a partir de los 40 años o si se presentan factores de riesgo. La presión elevada va dañando nuestras arterias y puede ocasionar anginas de pecho, infartos, insuficiencia renal o accidentes cerebrovasculares, con consecuencias graves y déficits permanentes.
Consejos para combatir la hipertensión arterial
Además de seguir las indicaciones de nuestro médico, existen hábitos saludables que podemos adoptar para controlar la hipertensión arterial. A continuación, presentamos algunas recomendaciones:
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Dejar de fumar: El tabaquismo es perjudicial para nuestra salud en general, y en el caso de la hipertensión arterial, puede agravar la situación. Dejar de fumar es fundamental para controlar esta enfermedad.
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Realizar ejercicio físico moderado: El ejercicio regular es beneficioso para mantener una presión arterial saludable. Es importante adaptar el tipo y la intensidad del ejercicio a nuestra edad y estado físico.
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Controlar el peso corporal: La obesidad es un factor de riesgo para la hipertensión arterial. Mantener un peso adecuado a través de una dieta equilibrada baja en calorías puede ayudar a reducir la presión arterial.
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Reducir el consumo de sodio: La sal es uno de los principales culpables de la hipertensión arterial. Es importante disminuir la ingesta de sal refinada y optar por alternativas más saludables, como el uso de hierbas aromáticas, limón o vinagre de manzana para potenciar el sabor de los alimentos.
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Aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio: El potasio tiene un efecto vasodilatador y ayuda a eliminar el sodio del cuerpo. Algunos alimentos ricos en potasio incluyen frutas, verduras, hortalizas, coliflor, remolacha, alcachofa, limón, plátano, agua de coco, ajo, cebolla, cereales integrales y chocolate negro.
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Consumir lácteos desnatados: Estudios recientes han demostrado que el consumo de lácteos puede favorecer el control de la hipertensión arterial. Optar por lácteos desnatados puede ser beneficioso en este sentido.
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Cocinar de forma saludable: Utilizar métodos de cocción como el vapor, el cocido, el horno o la plancha puede ayudar a reducir el consumo de grasas y sodio en nuestras comidas.
¡Sal, sal de mi vida!
La sal es uno de los condimentos que peor se lleva con nuestra presión arterial. Para controlar la hipertensión arterial, es importante limitar la cantidad de sal que consumimos diariamente. Aquí tienes unos consejos para reducir el consumo de sal:
- La cantidad máxima de sal recomendada es de 6 g al día.
- Cada gramo de sal contiene aproximadamente 400 mg de sodio. El límite diario de sodio en adultos es de 500 mg.
- Reducir el consumo de sal en 1,8 g al día puede disminuir la presión arterial en 5 mm (sistólica) y 2 mm (diastólica).
- Evita tener un salero en la mesa y reduce el consumo de productos procesados, que suelen contener altas cantidades de sodio.
¡A cuidar nuestra salud!
La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa que requiere de atención y cuidado para evitar complicaciones graves. Siguiendo los consejos mencionados anteriormente, podemos controlar nuestra presión arterial y mejorar nuestra calidad de vida. Recuerda que es fundamental acudir al médico de atención primaria para recibir un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado.
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